Mientras el PGA Tour, el circuito estadounidense de golf, y el LIV siguen intentando llegar a un acuerdo, ya se han desmarcado dos torneos de Grand Slam: el Masters de Augusta y el PG de Estados Unidos, que permitirán a los jugadores de la Liga saudí participar en sus torneos y por ende podrán ser elegibles para el equipo americano de la Ryder Cup, competición que ellos controlan.
La sociedad entre el PGA Tour (circuito estadounidense) y la LIV parece muy cerca de concretarse. Las dos partes, enfrentadas luego del nacimiento de la liga millonaria financiada por el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita en 2022, habían informado a mediados del año pasado un acuerdo histórico para «unificar el deporte a nivel mundial», aunque la fusión nunca se oficializó.
Poco a poco se van dando pasos, muy pequeños, para que el golf profesional masculino vuelva a tener paz. Los torneos de Grand Slam se desmarcaron del veto a los jugadores LIV y aquellos que estuvieran clasificados por derecho están participando.
Con el anuncio ayer de la asociación de los profesionales, PGA de América, se da un paso adelante: “Con el objetivo de que el PGA Championship cuente con los mejores jugadores y que el equipo estadounidense de la Ryder Cup, desde la PGA de América se ha determinado que los jugador del LIV podrán participar en ambos torneos”. Y prueba de ello es que Brooks Koepka estuvo en el equipo Ryder en la pasada edición, siendo miembro del LIV.
En cuanto el DPWT, la postura no es tan radical, ya que los jugadores que siguen siendo miembros del circuito pueden jugar el circuito y ser elegibles para el equipo Ryder… si pagan las sanciones. Algos que muchos, la mayoría, no quieren. De hecho Jon Rahm participará en el Open de España de la próxima semana mientras sus reclamaciones se mueven en los juzgados. Y hasta que no haya sentencia seguir jugando.
